Madretierramadre
Un tiempo espacio para vivir otras vidas
miércoles, 17 de diciembre de 2014
En la isla
miércoles, 19 de noviembre de 2014
Casa Cinco
"Close" |
espesura
con tu cuerpo
se deshace
me diluyo
boca de hambre
gota llena
pasión
atadura
libre albedrío de las lenguas.
No hago pie
nado a la nada
repto en silencio
abrazo tu brazo
adivino tu hombro.
Abro mi mano
te llevo
y nos vemos
corremos
te muestro mi casa
la nueva
las maderas que huelen
los pisos desnudos.
Hay fiesta
en la casa
habitación, pasillo, escalera, cumbre
sótano, buhardilla
corremos
de la mano
atravesando puertas
de tu mano
blandiendo picaportes
de mi mano
y hasta caemos
bailando.
Desnuda yo
me asomo a tu boca
predicen tormenta
la lengua
atrapa
los dientes
los labios
el agua.
No hay nada
la casa
la nueva
la madera
mi cuerpo
la lluvia.
No hay nada y hay todo.
sábado, 6 de julio de 2013
Tigre

miércoles, 20 de febrero de 2013
La puerta de entrada
La vida, la escencia, vos, yo, nosotros, todos. Las redes invisibles que nos unen para siempre cuando nos cruzamos una y otra vez, en el mismo tiempo/espacio que es otro, pero es el mismo.
(Escribo esto empapada, poseída casi por el mundo creado por Murakami en Kafka en la orilla. Gracias, Maestro)
jueves, 24 de enero de 2013
El ojo de la elefanta
Esperar más, menos, siempre, todo, algo.
Sentada, para no caerme al abismo de tu oscura boca,
muda de furioso azabache.
No espero más, nada, nunca, algo.
Ventanas cerradas al paso del verano celoso
retumban,
precisas,
en mi recuerdo.
Al galope huye,
secreto,
y afila el aire nocturno
su crin larga y negra.
Basta,
me digo.
Conmigo me acuesto
y me hago compañía.
No me engaño, no me hago trampa.
Me acuno en las aguas de la que soy.
La que fui se va, muere, parte, viaja.
La despido con una canción
y me encuentro conmigo,
con ésta,
con la elefanta que soy
y elijo ser
hoy.
Gracias.
Sentada, para no caerme al abismo de tu oscura boca,
muda de furioso azabache.
No espero más, nada, nunca, algo.
Ventanas cerradas al paso del verano celoso
precisas,
en mi recuerdo.
Al galope huye,
secreto,
y afila el aire nocturno
su crin larga y negra.
Basta,
me digo.
Conmigo me acuesto
y me hago compañía.
No me engaño, no me hago trampa.
Me acuno en las aguas de la que soy.
La que fui se va, muere, parte, viaja.
La despido con una canción
y me encuentro conmigo,
con ésta,
con la elefanta que soy
y elijo ser
hoy.
Gracias.
viernes, 28 de diciembre de 2012
Llena
Hoy la luna está llena, redonda, generosa. Una vez más, las mareas suben, los líquidos ascienden en la naturaleza y es tiempo de cosechar lo que sembramos. Literalmente, pero también simbólicamente. Mi cuerpo de mujer siente las mareas, los fluidos, la piel que se hincha, las venas que se dilatan, las piernas que se cansan. Pasan los años y el cuerpo no sólo madura, sino que habla, susurra, murmura. Se hace más sabio.
Escuchá... ¿te das cuenta? Hoy la luna está llena, es tiempo. Si lo que cosechaste aún no está listo, no importa. El ciclo volverá a inciarse y otra vez podrás preparar la tierra, hundir las manos en lo oscuro, plantar las semillas necesarias y esperar. La quietud es necesaria en tiempo de lunas crecientes. Ahora, a descansar bajo la protección de esa luz enrarecida por la noche.
Escuchá... ¿te das cuenta? Hoy la luna está llena, es tiempo. Si lo que cosechaste aún no está listo, no importa. El ciclo volverá a inciarse y otra vez podrás preparar la tierra, hundir las manos en lo oscuro, plantar las semillas necesarias y esperar. La quietud es necesaria en tiempo de lunas crecientes. Ahora, a descansar bajo la protección de esa luz enrarecida por la noche.
jueves, 22 de noviembre de 2012
Historia del miedo (sólo una parte del todo)
El miedo nace cuando nacemos. Compañero de viaje fastidioso o atento, según las circunstancias y el trayecto, nos asalta sin previo aviso y nos viene a desbaratar los planes armados cuidadosamente bajo la falsa idea de "tengo todo bajo control".
A veces, el miedo es padre de la niñez, y nos asusta como el hombre de la bolsa, corriendo detrás nuestro en oscuras pesadillas. En ciertos momentos de la vida, es un miedo chiquitito, compartido, universal, socialmente aceptable, como el que sentimos cuando "vamos a ser" madres o padres. Ante las decisiones importantes, el miedo puede ser aliado o contrincante, paralizante o activador de todo aquello que queremos hacer y no nos animamos a empezar de una buena vez (aunque no sea para siempre). El miedo se cree tan importante que aparece a cualquier hora, en cualquier lugar, como si nosotros estuviéramos siempre listos, con los brazos abiertos para él. Pero el miedo no es un amante solícito y ardiente, ni un padre cariñosos, ni un amigo fiel. El miedo no existe, pero que los hay, los hay.
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