lunes, 10 de enero de 2011

Luna

Sutil, como la seda, supiste tocar mi piel con ternura. Mis manos compartieron con las tuyas ese espacio que solamente existe cuando estamos cerca.
Si no estás, no hay lugar para la alquimia, ni el desorden. Si no estás, el instante construido se desarma en gajos y semillas. Dan origen a otro instante, perenne y de follaje intenso.

¿Qué vive de esto?

El paso del tiempo alado.


Las gárgolas que cuidan las Tres Marías.


La canción que se hamaca en el silencio.


El puente de tu alma.


La luz espera que tus ojos amparen tanta vida y que descifres el secreto de esta noche, para siempre, para que puedas sonreir, como antes.