domingo, 1 de noviembre de 2009

Fiesta


Una gota derrama por la orilla menos esperada. Un camino poco explorado, empieza a verse a lo lejos. El horizonte hierve y se derrite, como ahumándose, delante de mis ojos que no esperan nada de tan secos hoy. Y sin embargo, llueve a cántaros, llueve como si nunca antes hubiera caído agua del cielo, llueve como si un gran telón se hubiera corrido de una vez y para siempre. Es la ausencia, es el silencio, es la falta de algo en mi interior, es la partida del tren anunciada en el cartel de la estación mientras tu mano saluda a través de la ventana. Como si fuera ayer. Como si fuera hoy. Como si fuera yo.
Y el tiempo desata, desanda, deslumbra, desubica, desalienta, despliega, desplaza, desvía, desconecta, desmenuza, desmiembra.
Y después, nos toca construir, compartir, acompañar ese tren repleto que partió. Y será entonces cuando te pida que atemos las cuerdas, acompañemos a los músicos, alumbremos el camino, aprendamos juntos, ubiquemos las huellas, alentemos al fuego, reemplacemos al dolor por la alegría, encausemos al río por su senda, conectemos tu alma con la mía, recompongamos la noche que ya estará estrellada y rearmemos esta vida.
Festejemos… que no hay tiempo que alcance para danzar de la mano en medio del bosque.

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