Hoy la luna está llena, redonda, generosa. Una vez más, las mareas suben, los líquidos ascienden en la naturaleza y es tiempo de cosechar lo que sembramos. Literalmente, pero también simbólicamente. Mi cuerpo de mujer siente las mareas, los fluidos, la piel que se hincha, las venas que se dilatan, las piernas que se cansan. Pasan los años y el cuerpo no sólo madura, sino que habla, susurra, murmura. Se hace más sabio.
Escuchá... ¿te das cuenta? Hoy la luna está llena, es tiempo. Si lo que cosechaste aún no está listo, no importa. El ciclo volverá a inciarse y otra vez podrás preparar la tierra, hundir las manos en lo oscuro, plantar las semillas necesarias y esperar. La quietud es necesaria en tiempo de lunas crecientes. Ahora, a descansar bajo la protección de esa luz enrarecida por la noche.